Soy Carlos, y mi misión es
que tu web trabaje para ti.
Mi historia con el diseño empezó mucho antes de que tocara mi primer ordenador. Empezó con un lápiz y los cuadernos del colegio, dibujando caricaturas de los profes y versiones de Goku y los Caballeros del Zodiaco. Esa pasión me llevó a vender mis primeros dibujos a compañeros y, años después, a cambiar el logo del icónico Mercado 4 de Asunción a cambio de un reproductor de MP4.
Ese fue mi primer «pago» como diseñador, y aunque no lo sabía entonces, fue el inicio de un viaje que me llevaría desde el olor a tinta de las imprentas hasta el mundo digital.

Mi Viaje:
De las Grandes Marcas a Tu Negocio
Mi carrera ha sido un mosaico de experiencias. Aprendí el rigor del diseño en una imprenta (y también la dura lección de revisar mil veces un texto tras un error en 1.000 folletos). Me curtí en la fotografía de eventos, perfeccioné mi dominio de Photoshop en un laboratorio fotográfico y trabajé bajo la presión de cerrar una revista entera con un amigo.
Este camino me abrió las puertas de las grandes agencias de publicidad de Paraguay. En Biedermann, Social Cherry y Mongarú, formé parte de los equipos creativos para gigantes como Coca-Cola, Nestlé y Tigo. Allí aprendí la lección más importante: todo debe tener una idea detrás. Una campaña, un diseño o una web sin un concepto claro es solo ruido. Aprendí a trabajar con estrategia, a respetar una marca y, sobre todo, a saber cuándo romper las normas para crear algo memorable.
En 2015, mi vida dio otro giro: me mudé a España. Fue, en muchos sentidos, volver a empezar de cero. Pero esa experiencia me dio una nueva perspectiva y me conectó con una realidad que me apasiona: la de los autónomos, los valientes y las pequeñas empresas que luchan cada día por sacar adelante su proyecto.




Mi Filosofía:
Diseño que Da Resultados
Cuando digo que hago «webs que SÍ venden», no hablo solo de dinero. Hablo de webs que funcionan. Si tu objetivo es que te contacten más clientes, eso es lo que conseguiremos. Si es vender tus productos, nos enfocaremos en eso. Una «web que vende» es una herramienta que cumple su misión y te quita un peso de encima.
Elegí centrarme en los pequeños negocios porque son los que más necesitan un aliado. Conozco las dificultades, la sensación de estar abrumado y la necesidad de que cada euro invertido cuente. Por eso, no me veo como un simple proveedor; me considero un compañero más en tu proyecto. La mayor satisfacción de mi trabajo es recibir un mensaje de un cliente diciéndome que, gracias a la web que construimos juntos, su negocio está creciendo. Eso es lo que le da sentido a todo.
Más Allá del Diseño
Cuando no estoy entre código y vectores, lo más probable es que me encuentres inmerso en un videojuego. Crecí con una Atari y una Super Nintendo, y me fascinan los juegos con buenas narrativas, esos que te atrapan en su historia. Esa pasión por el «storytelling» es algo que intento aplicar en mi trabajo.
También me encanta el mundo 3D. Colaborar en el desarrollo de videojuegos como «Malavisión» con Waraní Studios fue un sueño y un aprendizaje brutal. Modelar en 3D o trastear con Unreal Engine es mi forma de desconectar y seguir explorando nuevas formas de creatividad.